El patrimonio como transformador social, la apuesta del proyecto SUS-TER

Es común pensar que el patrimonio tiene que ver únicamente con el dinero o los bienes materiales. Sin embargo, hay otro tipo de riqueza, igual o más importante que permite la construcción de sociedades empoderadas, equitativas y que se relacionan más amablemente con su contexto: el patrimonio biocultural.

Los corchos de Neira, el sombrero aguadeño, los procesos paneleros en todo el departamento, la relación que han construido quienes viven cerca del Río Quindío o los más de 50 tipos de arepa que existen en el país, son solo algunos ejemplos de procesos, ideologías, formas y tradiciones que pueden ser motores de desarrollo y bienestar. Identificarlos y afianzarlos es el objetivo del proyecto SUS-TER, financiado por el programa Erasmus + de la Unión Europea.

Instituciones de Costa Rica, México, España, Francia y Colombia buscan de manera conjunta aprender, conocer y mejorar los procesos territoriales para construir soluciones inclusivas y sustentables de la mano de las comunidades. Para el Dr. Bernardo Rivera, coordinador del proyecto para la Universidad de Caldas, esta iniciativa busca confrontar la oferta educativa regional y formar tanto a estudiantes de posgrado como agentes territoriales en la valorización de activos.

Es un trabajo mancomunado entre agentes internacionales, academia y comunidad. “Yo nací en Florencia y casi en el centro hay un volcán que se llama El Escondido. Yo nací allá pero no sabía que existía y realmente está hace más de 30 mil años y solo cuando llegaron los científicos a decirme que existía yo fui consciente de eso”. Añade que un caso similar es la Selva de Florencia que siempre ha estado ahí pero que los campesinos no reconocían en ella una estrategia de desarrollo y hoy, después de un proceso de valorización de activos, es un parque nacional natural. 

En Caldas, SUS-TER trabaja alrededor del Paisaje Cultural Cafetero pero, como lo comenta Hellen Cristancho, investigadora del proyecto, Colombia y puntualmente Caldas es mucho más que café. El grupo de trabajo identificó que la panela es un elemento importante para los campesinos, por eso cerca de 12 mil hectáreas están cultivadas con caña de azúcar. 

Para el proyecto se identificó tres ítems: productos de origen como el pionono, la rana roja de la Selva de Florencia o el viudo de pescado de La Dorada; la biodiversidad y las manifestaciones culturales como los copleros, trovadores o el Carnaval del Diablo.

A través de los Laboratorios Territoriales (Labter) han trabajado con investigadores de varias partes del mundo y agentes territoriales para identificar procesos, como el pulverizado de la panela, o metodologías innovadoras que puedan valorarse de mejor manera en los mercados. Ya formaron 42 dinamizadores territoriales en un primer momento y, el próximo año, harán lo mismo con otros 42. Además dejarán formulado un diplomado en la Universidad de Caldas. 

“Hemos identificado en primer momento toda la valorización ambiental del territorio porque contamos con el PNN Selva de Florencia, ríos y afluentes en donde podemos entrar a hacer procesos de vivir experiencias de turismo comunitario, también porque hay fincas relacionadas con la economía cafetera. En lo ambiental encontramos diferentes activos importantes que permiten conocer y valorizar el patrimonio biocultural, pero también nos permite identificar nuevas formas de comercio”, asegura Felipe Aristizábal Cardona dinamizador territorial de Florencia y estudiante del Labter de SUS-TER.

 

En medio de la pandemia

Aunque el objetivo inicial era poder visitar los territorios y conocer de manera presencial los procesos en el Magdalena caldense y el Quindío, la pandemia modificó los planes pero eso no fue obstáculo para el equipo de trabajo. A través de videos y seis módulos virtuales, el curso logró generar redes de trabajo locales, nacionales e internacionales. 

Una de las personas que participó fue Sandra Milena Olaya Cardona de Victoria, Caldas. Ella es una de las fundadoras de la Red de Jóvenes por el Oriente de Caldas, quien encontró en esta iniciativa un espacio para potenciar el trabajo que hacen con productos de origen como la panela, el café, las mieles de abejas, entre otros. 

“El Oriente de Caldas vivió un conflicto muy duro y eso nos ayudó a que las comunidades pudiéramos pensarnos en colectivo, en asociatividad, en crear redes que también nos volvieran más empoderados. Además pensar en quedarnos acá en el Oriente porque eso es lo que ha pasado en el departamento, muchos jóvenes quieren migrar a ciudades y no volver al territorio y desde los procesos que nosotros llevamos en la Red de Jóvenes, siempre hemos querido que encuentren esa posibilidad de quedarse en el territorio y seguir fortaleciendo los procesos rurales”, por eso, para Olaya Cardona, este ejercicio con SUS-TER es importante a la hora de trabajar elementos como los ríos porque hay poblaciones afro en municipios como La Dorada que desarrollan procesos allí y generan riquezas bioculturales gracias al agua “entonces nos ha servido mucho para tocar el tema ambiental, reforestación de las cuencas, sobre todo del río Guarinó”.

 

 

Por: Carlos Urrego y Juana Valentina Bustos

*Equipo de apropiación social del conocimiento y la ciencia de la Universidad de Caldas.