El Derecho al Territorio de los Pueblos Indígenas

By suster_admin,

Desde #México

Cimsur Unam, socio del Proyecto SUS-TER, te invita a inscribirte al Curso El Derecho al Territorio de los Pueblos Indígenas que se realizará en línea los días 18, 25 de febrero y 3 de marzo de 2021. Imparte Elia Avendaño Villafuerte, Doctora en Derecho por la UNAM, Investigadora del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad de la UNAM. Te dejamos aquí el programa: https://www.cimsur.unam.mx/…/2021/actividades/234_prog.pdf

Estrategias para la valorización de sistemas agrícolas y sus productos

By suster_admin,

Familia Hancco separando las papas nativas de Pampacorral. El territorio de pampacorral forma parte del SIPAM “Agricultura Andina” y las papas nativas son Baluarte Sow Food. Foto: Rudolph Castro
Foto: Familia Hancco separando las papas nativas de Pampacorral. El territorio de pampacorral forma parte del SIPAM “Agricultura Andina” y las papas nativas son Baluarte Slow Food. Foto: Rudolph Castro.

Cada vez más, diversos actores proponen estrategias para reconocer, conservar y valorizar los sistemas agrícolas tradicionales de pequeña escala; que han sobrevivido el paso del tiempo y pueden proporcionarnos soluciones sostenibles para la seguridad alimentaria, conservación de la biodiversidad, y frente al cambio climático.
La nota técnica “Geographical Indications and Slow Food Presidia”, recientemente publicada por FAO Roma, describe y explora formas para generar sinergias entre tres estrategias: Sistemas Importantes de Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), Indicaciones
Geográficas (oriGIN) y Baluartes Slow Food.
La principal diferencia entre las tres estrategias es que el enfoque SIPAM reconoce un sistema agrícola en su conjunto, dentro del cual juegan un rol fundamental las prácticas y conocimientos tradicionales, la biodiversidad y el paisaje. Mientras que las Indicaciones Geográficas y los Baluartes Slow Food se centran en el producto, como forma de mejorar su reputación y posición en el mercado (oriGIN), y para proteger la biodiversidad en riesgo.
El documento menciona que la sinergia entre SIPAM, oriGIN y Slow Food implicaría un aumento de la visibilidad tanto de los productos como de los territorios en una especial de “canasta de calidad certificada”. Además, se podría tener un mayor impacto en la comunicación de la importancia de la conservación de la agricultura familiar tradicional que vive en armonía con el medio ambiente, pues cada uno maneja distintas redes.
Sin embargo, es importante resaltar que esta sinergia permitiría llegar de una forma más articulada a los territorios que poseen estas características y, finalmente, lograr un mayor impacto en la mejora de las condiciones de vida de las personas que han
salvaguardado estos sistemas por tantos años.
Al día de hoy, existen 62 sitios SIPAM, 610 Baluartes Slow Food y 8228 Indicaciones Geográficas.

 

Link de descarga: http://www.fao.org/3/cb1854en/cb1854en.pdf
Links relevantes:
– FAO SIPAM: http://www.fao.org/giahs/es/
– FAO GI: http://www.fao.org/in-action/quality-and-origin-program/es/
– Slow Food: https://www.fondazioneslowfood.com/en/what-we-do/slow-food-presidia/

 

Jeanette Moreno, Perú.
Jeanette es egresada de la primera edición del curso internacional SUS-TER “Dinamizador/a Territorial”. Además, es Master en “Sistemas de Patrimonio Agrícola” por la Universidad de Florencia, Master en “Patrimonio Mundial y Proyectos Culturales para el Desarrollo” por la Universitat de Barcelona y, Licenciada en Ciencias Sociales con mención en Sociología por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Bajo un enfoque de desarrollo territorial sostenible diseña, implementa y evalúa proyectos de gestión y salvaguarda del patrimonio biocultural. Actualmente, es consultora SIPAM para el proyecto GEF-Agrobiodiversidad en Perú. Fue especialista en gestión de proyectos del Sector Cultura de la Oficina UNESCO Lima. Se ha desempeñado también como consultora para el Ministerio de Educación, Ministerio de Cultura, y Ministerio de Desarrollo e inclusión social del Perú, asistiendo en la implementación de proyectos de desarrollo territorial rural con identidad cultural.

 

Primera Graduación del Curso Dinamizador/a Territorial. Discurso de Jeanette Moreno Torres en representación de los y las estudiantes.

By suster_admin,

Buenos días, y buenas tardes querida comunidad de SUS-TER. Es un honor para mí poder dar unas palabras a nombre de las y los estudiantes del curso.
Cuando decidí postular al curso SUS-TER “Dinamizador/a territorial”, lo hice por cuatro principales razones.
La primera, fue mi pasión por contribuir a un desarrollo sostenible e inclusivo. Sobre todo, en zonas rurales, donde se evidencia esta dicotomía, que tanto hemos discutido en clase: “territorios con una gran riqueza biocultural pero con familias, en su mayoría, en una situación de pobreza multidimensional”.
La segunda razón, fue por los vacíos que encontraba en mi formación para poder entender, proponer y articular estrategias que contribuyan a la valorización sostenible de estos recursos territoriales.
La tercera razón, estuvo relacionada con la oportunidad que significaba el curso para aprender de personas que compartan mis intereses y pasión, y que estaba segura iba a encontrarlas en este espacio
Y, por último, y no por eso menos importante, la razón más optimista e ingenua quizás en un contexto de pandemia, pero que estoy segura compartíamos todos, era poder encontrarnos en Colombia.
Tras casi 4 meses de trabajo intenso, y de aprendizaje en comunidad, puedo decir que se han cumplido ampliamente mis expectativas… bueno las tres primeras.
Cuento con renovados marcos y herramientas para entender y proponer estrategias en un territorio.
Mi pasión por contribuir a procesos de desarrollo sostenible no solo ha crecido en intensidad, sino, sobre todo, y considero aún más importante, ha crecido en compañía.
Y aunque lo imaginaba, es muy gratificante poder cerrar el curso estableciendo una red de aprendizaje tan rica como la que constituye ahora la comunidad SUS-TER.
Para cerrar, me gustaría compartir los principales aprendizajes que me llevo.
Primero, las clases no solo nos brindaron marcos y herramientas para poder aproximarnos con nuevos lentes la gestión patrimonio biocultural. Sino que el contenido reflejo la importancia de aproximarnos desde un enfoque de desarrollo territorial sobre todo para comprendernos, respetarnos y repensarnos como sociedad. Y, esto cobra una mayor importancia con los nuevos retos que nos exige el actual contexto.
Segundo, era consciente de que los recursos bioculturales del territorio son activos que están en disputa, y no son ajenos a las relaciones de poder. Sabía, por ello, que era importante poder entender los intereses detrás y mediar entre los mismos. Sin embargo, siempre pensaba…” ok, todo bien, pero ¿cómo? ¿por dónde empiezo?”
Y quisiera agradecer a las coordinadoras y los coordinadores del curso por habernos mostrado tantos casos de estudio y en contextos tan diversos, que nos han servido de ejemplo para poder aproximarnos a estas formas de realizar una mediación sostenible. Y que dejaron claro el gran reto que supone ser un dinamizador y una dinamizadora territorial.
Este aprendizaje, como muchos lo expresaron el día de la clausura, se multiplico por mil durante el Labter. Muchas gracias al equipo organizador del laboratorio territorial, realmente nos hicieron sentir Caldas.
Por último, aprendí a reconocer el rol tan importante que juegan los actores locales comprometidos con su territorio ¡ellos son los verdaderos dinamizadores territoriales! Y me siento muy agradecida por haber compartido este espacio de formación con personas que luchan día a día por hacer que su territorio sea un espacio en el que las actuales y futuras generaciones puedan realizar sus planes de vida en igualdad de condiciones.
Por lo cual, en el caso de dinamizadores como yo, un poco híbridos, que en realidad no están siempre en un territorio, sino que buscan contribuir al desarrollo de diversos territorios. Nos aliento a no perder de vista que todos los procesos tienen que incluir a los actores locales, entender realmente sus necesidades, sus expectativas, sus sueños, sus retos diarios y empoderarlos para que ellos lideren estos procesos.
Y en el caso de los dinamizadores territoriales, presentes en su mismo territorio, de los cuales he aprendido tanto durante este curso, gracias. Gracias por todo lo que hacen por su territorio porque sus testimonios han sido de mucha inspiración.
Espero sigamos compartiendo e intercambiando nuestras experiencias, dejando que las acciones realizadas en los territorios con los cuales nos vinculamos muevan e inspiren también a otras personas. Un abrazo virtual muy fuerte, nos debemos el brindis en persona por haber logrado terminar el curso en medio de una pandemia y con todos los retos laborales, familiares y personales que estoy segura supuso para muchos.

 

Jeanette Moreno, Perú.
Jeanette es egresada de la primera edición del curso internacional SUS-TER “Dinamizador/a Territorial”. Además, es Master en “Sistemas de Patrimonio Agrícola” por la Universidad de Florencia, Master en “Patrimonio Mundial y Proyectos Culturales para el Desarrollo” por la Universitat de Barcelona y, Licenciada en Ciencias Sociales con mención en Sociología por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Bajo un enfoque de desarrollo territorial sostenible diseña, implementa y evalúa proyectos de gestión y salvaguarda del patrimonio biocultural. Actualmente, es consultora SIPAM para el proyecto GEF-Agrobiodiversidad en Perú. Fue especialista en gestión de proyectos del Sector Cultura de la Oficina UNESCO Lima. Se ha desempeñado también como consultora para el Ministerio de Educación, Ministerio de Cultura, y Ministerio de Desarrollo e inclusión social del Perú, asistiendo en la implementación de proyectos de desarrollo territorial rural con identidad cultural.

DIVERSIDAD CONECTADA: Una iniciativa impulsada por Diversidad & Desarrollo, comentada por Milena Boccadoro, periodista de la RAI (Radio Televisione Italiana)

By suster_admin,

10 de octubre 2020. A la misma hora. Contemplamos una cálida luz del atardecer en Chefchaouen, Marruecos. Adivinamos una luz más fría iluminando las aguas del Pacífico que rodean el archipiélago de Chiloé en Chile.  Luz resplandeciente a primera hora de la tarde en la costa pacífica colombiana de Bahía Solano. Luz interior desde un club en Landes, Francia, donde ya era de noche.

Diversidad Conectada unió tres continentes a través de la música. En un concierto en vivo en la web, en un relevo musical, se han pasado el testigo el conjunto marroquí Seven Doors, el grupo chileno Armonía Mestiza, la cantante colombiana Safara y los Yodi del sur de Francia.

Artistas:

 

Con ellos, subieron al escenario – creado para este evento gracias a la ONG Diversidad&Desarrollo – los guardianes de sus territorios.

Mucho más que un evento musical, un testimonio de compromiso con la defensa de las culturas y las producciones locales. A pesar de la distancia, para mí un encuentro que inspiró cercanía.

Con Lina Teresa Vargas, la joven que montó un pequeño negocio familiar para producir las Dulces Sonrisas, mermeladas con los extraordinarios frutos del Chocó.

Con Rafael Maripán, criador de ovejas y productor de quesos deliciosos de Chiloé. Una mirada seria con unas pocas palabras me permitió darme cuenta de lo mucho que cree en su trabajo.

Me impresionaron los ojos risueños de Ihssane Zitane que, junto con su marido, Mohamed Akkar, dirige un agroturismo rural a 30 kms de Chefchaouen, uno de los territorios UNESCO reconocidos por la Dieta Mediterránea.

Casi pude oler el aroma de las hierbas de Auvergne, procesadas por Amaya y Charlie de Happy Plantes.

 

No se trata de heroínas o héroes, sino de mujeres y hombres decididos a hacer comprender que su producción no es residual, sino un importante motor para las economías de sus comunidades. Comunidades que en Chile como en Francia, Marruecos o Colombia han optado por apoyarlos con los fondos recaudados por este proyecto. Han apostado por el desarrollo de sus emprendimientos locales como un elemento dinamizador para todos.

Un ejemplo positivo de redes entre actores locales que se han originado y fortalecido en diferentes rincones del mundo. Redes que saben dialogar porque comparten los mismos objetivos.

Pude seguir desde el comienzo el nacimiento de este proyecto con Claudia Ranaboldo, incansable creadora de iniciativas de valorización del patrimonio biocultural en territorios rurales, que colaboró en la realización de este primer concierto extraordinario. Ver el concierto con ella en mi casa de Turín fue un poco como tener amigos en todo el mundo. Amigos unidos por la idea de que la diversidad es necesaria, que necesitamos que se sienta más rica de sonidos, ritmos, colores, idiomas, culturas, producciones e historias. También para hacer frente a la pandemia de coronavirus que está desbordando nuestras vidas y nos está aislando.

El concierto fue, a pesar de todo, un momento de celebración, la demostración de que es posible relanzar producciones alimenticias que tienen historias y raíces antiguas pero que quieren un futuro.  Dando un rostro y un nombre a aquellos que las hacen posible con determinación. Y la web mostró su buen potencial para este tipo de iniciativas.

Un “bravo” al equipo de Diversidad & Desarrollo  que lo organizó. A los que lo hicieron posible contribuyendo a la financiación colectiva. Y una invitación a seguir adelante.

Traducción del italiano: Martina Alborta

 

Versione in italiano

10 ottobre. Stessa ora. Luce calda del tramonto a Chefchaouen in Marocco. Più fredda ad illuminare le acque del Pacifico che circondano Chiloé in Cile. Squillante del primo pomeriggio di Bahía Solano sulla costa del Pacifico colombiano. Da interno da un locale di Landes in Francia dove era già sera. Diversidad Conectada ha unito in musica tre continenti. In diretta web, in una staffetta musicale, si sono passati il testimone i marocchini Seven doors, il gruppo cileno Armonía Mestiza, la cantante colombiana Safara, gli Jodi dalla Francia del Sud. E con loro sono saliti sul palco creato per questo evento dalla ong Diversidad&Desarrollo … i guardiani dei loro territori. Molto più di un evento musicale, più di una testimonianza di impegno a difesa di culture e produzioni locali. Nonostante le distanze, per me un incontro ravvicinato. Con la giovane Lina Teresa Vargas che ha messo su una piccola impresa familiare, Dulces Sorpresas, per produrre marmellate con gli straordinari frutti del Chocó. Con Rafael Maripan, l’allevatore di pecore e produttore di formaggi deliziosi di Chiloé. Sguardo serio con poche parole mi ha fatto capire quanto creda nel suo lavoro. Mi sono rimasti impressi gli occhi ridenti di Ihssane Zitan che con il marito Mohamed Akkar gestisce un agriturismo a 30 kms de Chefchaouen, patria della dieta mediterranea. Quasi ho sentito il profumo delle erbe di Auvergne processate da Amaya e Charly di Happy Plantes. Non eroine o eroi ma donne e uomini decisi a far capire che le loro produzioni non sono residuali ma un motore importante per le economie delle loro comunità. Comunità che in Cile come in Francia in Marocco o in Colombia hanno scelto di sostenerli con i fondi raccolti da questo progetto. Hanno scommesso sullo sviluppo delle loro imprese locali come volano per tutti. Un esempio positivo di reti tra attori del territorio nate e cresciute in diversi angoli del mondo. Reti che sanno dialogare perché condividono gli stessi obbiettivi. Ho seguito la nascita di questo progetto con Claudia Ranaboldo, instancabile ideatrice di iniziative di valorizzazione del patrimonio bioculturale di territori rurali, che ha collaborato alla realizzazione di questo primo straordinario concerto. Vederlo con lei a casa mia a Torino è stato come avere amici sparsi per il mondo. Amici uniti dall’idea che la diversità è necessaria, che ne abbiamo bisogno per sentirci più ricchi: di suoni, ritmi, colori, lingue, culture, produzioni, storie. Anche per affrontare la pandemia da coronavirus che sta stravolgendo le nostre vite, ci sta isolando. Il concerto è stato, nonostante tutto, un momento di festa, la dimostrazione che è possibile rilanciare produzioni alimentari che hanno storie e radici antiche ma vogliono un futuro. Dato un volto e un nome a chi le porta avanti con determinazione. E il web ha mostrato le sue potenzialità buone. Un bravo all’equipe che l’ha organizzato. A chi l’ha reso possibile contribuendo al crowdfunding. E l’invito ad andare avanti.

 

 

Milena Boccadoro, jefa de redacción Piemonte de la RAI (Radiotelevisione Italiana). Periodista profesional desde 1988, ha realizado servicios y encuestas para programas periodísticos regionales y nacionales de la televisión pública. Los sectores de los que se ha ocupado mayormente son cultura y sociedad, innovación y medio ambiente.

Diversidad&Desarrollo: socio del Proyecto SUS-TER y de la Plataforma Diversidad Biocultural y Territorios

 

Perspectivas para la implementación del enfoque SIPAM en los sistemas agroalimentarios de Bolivia.

By suster_admin,

Evaluación participativa de las variedades de papa en Colomi. Crédito: Bioversity International/P. Bordoni
Evaluación participativa de las variedades de papa en Colomi. Crédito: Bioversity International/P.
Bordoni

 

Autoras: Ana Patricia Huanca, Fabiana Navia Miranda, Thaís Vargas.

 

Los sistemas agrícolas son el resultado de la co-adaptación del ser humano y su territorio. En estos sistemas se pueden reconocer procesos históricos e interacciones complejas a diferentes niveles, contribuyendo al imaginario evolutivo del paisaje, y demostrando su capacidad adaptativa a las demandas humanas. En el caso particular de los sistemas agrícolas tradicionales, éstos se destacan por las características ligadas a la cultura local y a las diferentes sinergias sociales propias de cada contexto.

A nivel global, el 2002 surge el programa Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) promovido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que busca reconocer, como su nombre indica, el patrimonio agrícola en el mundo, a fin de preservar y poner en valor los saberes y las técnicas, sostenibles y resilientes, que se relacionan con estos sistemas. En tiempos de crisis económica, social, sanitaria y de un amenazante cambio climático, alternativas de producción y consumo son necesarias.

El presente artículo pretende resaltar las oportunidades y los retos para la implementación del enfoque SIPAM en Bolivia, un país de gran diversidad biocultural, pero aún afectado por la pobreza y la desigualdad.

Palabras clave: SIPAM; Sistemas agroalimentarios; Resiliencia; Políticas públicas; Desarrollo territorial.

Panorama de los sistemas agroalimentarios en Bolivia

Los paisajes agrícolas, desde tiempos ancestrales, son la representación del trabajo de hombres y mujeres que impulsan sistemas agroalimentarios tanto para el consumo familiar como para el abastecimiento de pobladores vecinos. Es a través de conocimientos y saberes transmitidos por generaciones que se promueven modos de ordenar el espacio (Tapia Ponce, 2002, p. 34), permitiéndoles tener un manejo sustentable del territorio. En los últimos años, “el factor ambiental ligado al cambio climático incide en la pérdida de la cosecha” (Mayta Chipana, 2016) y a esto se suman los acelerados procesos de producción masiva, el uso de productos genéticamente modificados y los monocultivos. Este modelo económico extractivista tiene consecuencias importantes para los productores locales, que muchas veces dejan de ser beneficiarios directos, lo que ocasiona una desestabilización económica en las comunidades productoras y acrecienta las desigualdades, desencadenando una migración hacia áreas urbanas, bajo la aspiración de “mejorar la condición de vida” (Manzur et al., 2009).

Iniciar un proceso de reconocimiento de las contribuciones de la agricultura familiar y tradicional, indispensables para la seguridad y soberanía alimentaria, es un reto que involucra a la sociedad entera, más aún cuando estos territorios se ven amenazados por políticas estatales[1] que promueven la deforestación de los bosques, la ampliación de la frontera agrícola, el uso intensificado de los recursos naturales no renovables, la desaparición de la biodiversidad y otros factores que escapan del control humano, como la actual pandemia COVID-19. Por otra parte, en 2014, el Estado Boliviano promulga la Política de Alimentación y Nutrición en el marco del Saber Alimentarse para el Vivir Bien (Decreto Supremo N°2167), abriendo la posibilidad, al menos teóricamente, de iniciar procesos de fortalecimiento de sistemas agroalimentarios familiares y promoviendo alternativas desde el sector privado y la cooperación internacional para la valorización de sistemas desde una visión local y articuladora.

Por otro lado, un aspecto fundamental en Bolivia es el rol de la organización local interna, que promueve la planificación y cooperación conjunta entre los habitantes locales bajo el lema de “complementariedad y reciprocidad” (Urioste, 2003), y en casos cada vez más frecuentes, destaca roles antes invisibilizados, como el de la mujer y el de los jóvenes que asumen nuevas responsabilidades, así como el resguardo de saberes de los ancianos en las comunidades indígenas. En este proceso se fueron sumando nuevos aliados estratégicos a nivel nacional que se consolidaron en el tiempo, con proyectos en diferentes ámbitos. Un ejemplo es el trabajo realizado por el Proyecto Biocultura y Cambio Climático (impulsado por el Gobierno boliviano y la Cooperación Suiza), sobre desarrollo territorial local y territorios bioculturales. Otras iniciativas interesantes se han desarrollado sobre el Patrimonio Alimentario Regional, con MIGA (Movimiento de Integración Gastronómico Boliviano) y el financiamiento de la cooperación internacional (ICCO, Hivos, FIDA, Embajada de Francia); sobre territorios de agrobiodiversidad (FAO Bolivia); y sobre agricultura familiar y mercados (Proyecto Mercados Inclusivos con la Cooperación Suiza y Sueca, Swisscontact y RIMISP). En este sentido, diversas redes multi-actorales se han ido fortaleciendo horizontal y verticalmente en el territorio, poniendo en valor los sistemas agroalimentarios funcionales, resilientes y sostenibles que existen en Bolivia. De esta manera, hoy en día la organización local proactiva se ratifica como un sistema de identidad regional, convirtiéndose en una cualidad muy importante del país.

Desde hace algunos años, la importancia de dichas redes y territorios como alternativa de respuesta a las crisis actuales está en el centro de discusiones a nivel global. En este sentido, la FAO lanza un programa de reconocimiento de Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) el 2002, a fin de valorizar sistemas agrícolas ingeniosos, que combinan agrobiodiversidad, ecosistemas resilientes, paisajes excepcionales y un patrimonio biocultural importante. Además de su valor estético, estos sistemas se basan en conocimientos y prácticas tradicionales particulares e importantes a nivel mundial, ya que representan diferentes formas de adaptación, así como múltiples formas de gestión de los territorios por parte de las comunidades que los habitan (FAO, 2018; Koohafkan & Altieri, 2011). En ese marco, el enfoque SIPAM tiene como objetivo reconocer la complejidad de las relaciones y dinámicas sociales, históricas, económicas y territoriales presentes en los sistemas agrícolas tradicionales.

 

Vista de la Laguna Corani en Colomi, territorio biocultural. Crédito: Thaís Vargas

 

La importancia de la conservación dinámica y de una planificación social con poder de decisión

El enfoque SIPAM concibe el territorio como un espacio productivo, social y multifuncional (Magnaghi, 2013; Min & Zhang, 2019). Esto permite que las fronteras entre conservación y desarrollo se difuminen, llevándonos a pensar estos conceptos como complementarios, más que como opuestos. Preservar un sistema de patrimonio agrícola bajo el enfoque SIPAM no significa regirse únicamente por las reglas estrictas de la conservación biológica, sino más bien pensar en una conservación dinámica de los territorios que nos permita valorizarlos siguiendo un desarrollo rural sostenible, social y ambientalmente responsable.

Al pensar en multifuncionalidad, preservación y valorización, queda claro que la planificación y el seguimiento de estos sistemas agrícolas no puede ser sino integral: debemos pensar en una planificación que articule la gestión de usos del suelo, el desarrollo rural, la agricultura, el manejo de los ecosistemas y del paisaje.

Por otro lado, el enfoque SIPAM toma en cuenta que los sistemas agrícolas evolucionan y son el resultado de largos procesos adaptativos de las comunidades a su entorno. En este sentido, otro concepto clave es el de conservación dinámica de los sistemas: las herramientas de planificación no sólo deben prever los constantes cambios de los sitios por factores naturales, sino también tomar en cuenta que las necesidades de las comunidades que los habitan son igualmente variables.

Esto nos lleva a un último concepto SIPAM a considerar para la planificación: los procesos participativos. Una buena herramienta de planificación responde a las necesidades de los territorios y de las comunidades, algo que sólo se logra entender desde los territorios mismos. El rol de dinamizadores y dinamizadoras territoriales, de redes y de una buena comunicación público-privada a diferentes niveles (de locales a internacionales) es clave para alcanzar una planificación del desarrollo territorial que sea integral e inclusiva.

Si bien tener un acercamiento conceptual de la planificación es importante, aterrizar estos conceptos en políticas públicas a nivel nacional es igual de necesario para obtener resultados más concretos y adaptados a cada territorio. Sin embargo, no hay una receta única: países andinos de Latinoamérica como Chile, Ecuador y Perú están por ejemplo planteando formas particulares y adaptadas de implementación del enfoque SIPAM para valorizar sus sitios importantes de patrimonio agrícola[2]. En el caso boliviano, pensar en futuras iniciativas SIPAM significa, entonces, pensar también en cómo estos principios y conceptos podrían adaptarse a nuestra realidad y articularse con la legislación actual.

Veamos por ejemplo las ventajas que ofrecen las herramientas de planificación existentes en Bolivia para introducir el enfoque SIPAM. En primer lugar, se debe considerar la importancia de nuestro capital social para la gobernanza territorial local. En lo que nos concierne, la Ley de Participación Popular de 1994 abrió las puertas a la participación de la sociedad civil en la planificación local y la toma de decisiones, además de impulsar la descentralización y redistribución efectiva de recursos a los municipios del país (Ayo, 2004; Blanes, 2003). Actualmente, el Sistema de Planificación Integral del Estado boliviano (Ley N°777, 2016) también hace énfasis en que los procedimientos sean consensuados en las comunidades, con la participación de varios actores.

Por otro lado, este sistema de planificación prevé también una planificación basada en la gestión de “sistemas de vida[3], con el fin de alcanzar simultáneamente sistemas productivos sustentables, erradicación de la extrema pobreza y conservación de funciones ambientales y componentes de la Madre Tierra. En este sentido, la planificación territorial del Estado se dice integral y articulada con el desarrollo, cuadrando conceptualmente bastante bien con los principios SIPAM. Sin embargo, este tipo de planificación en Bolivia aún no ha tenido resultados claros en los territorios (Daza et al., 2020; Ramos Menar, 2019), que muchas veces pueden encontrarse amenazados por tensiones políticas y/o conflictos socioambientales (más aún si pensamos, por ejemplo, en territorios indígenas como las Tierras Comunitarias de Origen).

Cabe resaltar que el sistema de planificación boliviano prevé además la posibilidad de desarrollar planes intersectoriales y multinivel, algo fundamental para una implementación exitosa del enfoque SIPAM en el país.

Finalmente, para pensar en el escalamiento del enfoque SIPAM hacia políticas públicas nacionales, será importante rescatar las experiencias y el trabajo realizado, por ejemplo, con territorios bioculturales, patrimonio alimentario regional y zonas de agrobiodiversidad, que mencionamos previamente. Si bien estos proyectos no fueron diseñados específicamente bajo los criterios SIPAM, son iniciativas multi-actorales manejadas desde los territorios, que tienen como objetivo la valorización y dinamización de sistemas agrícolas, el aumento de la resiliencia en dichos territorios, la conservación del patrimonio, entre otros.

 

Grupo de camélidos en Villazón. Crédito: Moyra Oblitas

 

Aplicar el enfoque SIPAM en Bolivia: ¿hacia una red nacional de Sistemas de Patrimonio Agrícola?

Como se mencionó anteriormente, tanto el panorama de nuestros sistemas agroalimentarios como las oportunidades de nuestra legislación ‒ aún con sus limitantes ‒ son favorables para trabajar de manera conjunta en un reconocimiento nacional que permita visibilizar estrategias, actores territoriales claves y sitios potenciales que podrían ser reconocidos y gestionados bajo el enfoque SIPAM de la FAO.

En 2019, en el marco de la tesis de la primera maestría SIPAM a nivel mundial, F. Navia realiza una revisión conceptual, un análisis de factibilidad y un diagnóstico de los retos que conllevaría la implementación del programa SIPAM en Bolivia. Con este propósito, la autora analiza el sistema de terrazas agrícolas para el control vertical de pisos ecológicos en el valle de Charazani en el departamento de La Paz como caso de estudio, territorio que cuenta ya con un reconocimiento internacional; una declaratoria UNESCO de patrimonio inmaterial. A continuación, se detallan las principales conclusiones del análisis por criterio que establece el formato internacional SIPAM.

(1) Seguridad alimentaria y de los medios de subsistencia: en este criterio, además de la identificación de las características establecidas, es importante resaltar la capacidad resiliente de los sistemas agrícolas bolivianos a las amenazas del cambio climático y modelos económicos extractivistas, que soportados en muchos casos por políticas de gobierno (ver nota 1), rompen e invaden las múltiples redes creadas en el territorio, que mantienen con vida muchos de los posibles sistemas candidatos y que en la crisis sanitaria actual se han visibilizado jugando un papel fundamental en la subsistencia de la población.

(2) Biodiversidad y función ecosistémica: este criterio significa un gran reto, ya que la investigación en este ámbito en el país es poca y de difícil acceso, sobre todo por el poco respaldo técnico y económico con el que cuenta.

(3) Sistemas de conocimiento y tecnologías adaptadas, (4) Cultura, sistemas de valores y organizaciones sociales: ambos criterios comparten la misma reflexión: es fundamental no caer en el apriorismo de la capacidad de las estrategias locales para lograr sistemas ecológicos y socialmente justos, lo que Purcell & Brown (2005) denominan la “local trap”. En Bolivia existe la tendencia de relacionar todo lo ancestral, histórico, rural, indígena con buenas prácticas, por lo tanto, intocables, esta tendencia cancela cualquier capacidad de crítica, que en el caso de los SIPAM es fundamental, principalmente porque uno de sus principales objetivos es promover la conservación dinámica que acepta y motiva el cambio (sostenible y consciente) en los territorios y sistemas agrícolas.

(5) Paisajes Excepcionales: según el formato SIPAM, en este criterio se delimita el sitio en términos geográficos y se hace una descripción del paisaje, por medio de mapas de usos de suelo. Sin duda este criterio también significa un reto, principalmente en términos de recursos técnicos y económicos. La delimitación del área SIPAM no tiene directrices específicas, se adapta a las características de cada sitio, en el caso de Bolivia, hablando en términos legales y de gestión, los límites administrativos establecidos y las responsabilidades compartidas entre los diferentes niveles de gobierno, que a pesar de estar reglamentados en la práctica[4], se encuentran en constante disputa por la falta de claridad e interpretación de la propia ley, dificultando el proceso de delimitación del territorio a ser reconocido.

A pesar de que el sistema estudiado cumple a cabalidad con los 5 criterios SIPAM, la falta de institucionalidad en el territorio y particularmente la confusión en relación con las competencias de los diferentes actores (comunidades, municipio y demás niveles de gobierno) en la toma de decisión y administración del territorio y sus recursos, representa un importante obstáculo para la implementación del programa SIPAM en el sitio. El estudio llevó a concluir entonces, que aun contando con las características establecidas de un potencial SIPAM, es indispensable considerar también otros aspectos como la institucionalidad y la gobernanza, y en este sentido, apuntar por una planificación integral aprovechando las oportunidades que ofrece nuestra normativa, como se mencionó anteriormente.

Por otro lado, ese mismo año se consiguió organizar el primer conversatorio SIPAM en Bolivia, con la colaboración de organizaciones expertas (Proyecto Biocultura y Cambio Climático/Pro-Rural, Hivos, Plataforma Diversidad Biocultural y Territorios), la oficina FAO Bolivia, e invitados nacionales e internacionales. El evento tenía como objetivo presentar el programa y sus posibilidades de implementación en Bolivia, además de una reflexión conjunta sobre la adaptabilidad y disponibilidad de la realidad boliviana a los criterios internacionales SIPAM, para finalmente analizar el camino más prudente para su inclusión y futura implementación en el territorio.

Mediante este intercambio de experiencias y gracias a una retroalimentación constante entre actores nacionales y especialistas en la temática, se conforma una red regional de propuesta e innovación enfocada en repensar los territorios y la agricultura a través del programa SIPAM, cuya mayor fortaleza no es el reconocimiento internacional, sino las contribuciones que el proceso puede aportar a los sistemas de patrimonio agrícola en la escala local, y que continúa trabajando este 2020. Bajo esta perspectiva, se reconoce también la importancia de construir una estrategia para implementar el enfoque SIPAM en Bolivia, partiendo por ejemplo con la creación de una red nacional de Sistemas Importantes de Patrimonio Agrícola, o SIPAN. Este reconocimiento a nivel nacional sería un primer paso para poder trabajar por una declaratoria SIPAM en el futuro.

A lo largo de este artículo se pudo ver que implementar el enfoque SIPAM en Bolivia es una alternativa atractiva, en el sentido en que posibilita la valorización y preservación de nuestros sistemas de patrimonio agrícola, considerando tanto la sostenibilidad económica de las comunidades, como la sostenibilidad ambiental de nuestros territorios. Las políticas públicas de planificación y de gestión propuestas por el Estado boliviano son conceptualmente interesantes, y aunque muchas veces puedan ser contradictorias, generan la apertura necesaria para adaptar enfoques como el del programa SIPAM.

Superar los problemas estructurales de nuestra sociedad, economía y medio ambiente es un reto que nos concierne a todos y todas, y en este sentido, implementar propuestas innovadoras para un desarrollo territorial inclusivo, sostenible y con identidad se vuelve una necesidad. El camino que nos queda por recorrer es largo, pero oportuno.

[1] El compendio de normas estatales que aprueban los desmontes e incendios, parten de las Leyes Nacionales: Ley 337 Perdonazo de desmontes, Ley 502 Ampliación Perdonazo, Ley 739 nueva ampliación del perdonazo, Ley 740 Ampliación tiempo de función Económico Social, Ley 741 Desmontes de 20 hectáreas, Ley 1171 Manejo de quemas; Ley departamental PLUS del Beni; Decretos Supremos: Decreto 3874 Procedimiento abreviado de Soya Transgénicos, Decreto 3973 Quemas controladas Beni y Santa Cruz, Decreto 4232 de 10 días de transgénicos y Decreto 4238 de 40 días de transgénicos. 
[2] Actualmente esta región cuenta con dos SIPAM reconocidos (la agricultura del archipiélago de Chiloé en Chile y la agricultura andina en el Perú), además de dos en proceso de reconocimiento (la chakra andina y la chakra amazónica del Ecuador). En Chile, el exitoso SIPAM de Chiloé fue el primer paso para escalar a políticas públicas bajo los criterios FAO, pero centrándose sobre todo en la valorización del patrimonio biocultural de los territorios y la agricultura agroecológica y familiar. En el caso del Ecuador, el camino fue inverso: el primer paso fue implementar una red nacional (SIPAN) articulando inclusión social, conservación de la agrobiodiversidad y salvaguarda del patrimonio inmaterial, para luego apuntar a las declaratorias SIPAM. En Perú, actualmente se está trabajando con Zonas de Agrobiodiversidad (ZAB).
[3] Los sistemas de vida están definidos como “comunidades organizadas y dinámicas de plantas, animales, micro organismos y otros seres y su entorno, donde interactúan las comunidades humanas y el resto de la naturaleza como una unidad funcional, bajo la influencia de factores climáticos, fisiográficos y geológicos, así como de las prácticas productivas, la diversidad cultural de las bolivianas y los bolivianos, incluyendo las cosmovisiones de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, las comunidades interculturales y afrobolivianas.” (Ley N°300 Marco de la Madre Tierra y desarrollo integral para Vivir Bien, 2012).
[4] Capítulo octavo, Artículos 297-305 de la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia correspondiente a la Distribución de Competencias de los distintos niveles de gobierno.

 

 

Referencias
Ayo, D. (2004). Voces críticas de la descentralización: Una década de Participación Popular (1a ed.). Plural editores.
Blanes, J. (2003). La descentralización en Bolivia: Avances y retos actuales. En F. Carrión (Ed.), Procesos de descentralización en la Comunidad Andina. FLACSO.
Daza, R., Ranaboldo, C., & Osio, C. (2020). Gestión territorial biocultural, aprendizajes hacia un desarrollo rural más resiliente. Revista de Agricultura, 61.
FAO. (2018). Sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (SIPAM). La biodiversidad agrícola y los ecosistemas resilientes. Prácticas agrícolas tradicionales e identidad cultural. FAO. http://www.fao.org/publications/card/en/c/I9187ES
Koohafkan, P., & Altieri, M. A. (2011). Sistemas Ingeniosos del Patrimonio Agrícola Mundial: Un legado para el futuro. FAO. http://www.fao.org/3/a-i2232s.pdf
Magnaghi, A. (2013). The role of historical rural landscapes in territorial planning. En Italian Historical Rural Landscapes (pp. 131–139). Springer.
Manzur, M. I., Catacora, G., Cárcamo, M., Bravo, E., & Altieri, M. (Eds.). (2009). América Latina: La transgénesis de un continente. Red para una América Latina Libre de Transgénicos; Fundación Heinrich Böll; Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología SOCLA.
Mayta Chipana, F. (2016, junio 16). Efectos del cambio climático en el Altiplano boliviano. CIPCA – Análisis y Opinión. http://cipca.org.bo/analisis-y-opinion/cipcanotas/efectos-del-cambio-climatico-en-el-altiplano-boliviano
Min, Q., & Zhang, B. (2019). Research Progress in the Conservation and Development of China-Nationally Important Agricultural Heritage Systems (China-NIAHS). Sustainability, 12(1), 1–15.
Purcell, M., & Brown, J. C. (2005). Against the local trap: Scale and the study of environment and development. Progress in development studies, 5(4), 279–297.
Ramos Menar, B. (2019). Perspectivas de la planificación territorial en Bolivia. Revista Caribeña de Ciencias Sociales, julio. https://www.eumed.net/rev/caribe/2019/07/planificacion-territorial-bolivia.html
Tapia Ponce, N. (2002). Agroecología y agricultura campesina sostenible en los Andes bolivianos. AGRUCO, Plural Editores.
Urioste, M. (2003). La reforma agraria abandonada: Valles y altiplano. En J. D. Vargas Vega (Ed.), Proceso Agrario en Bolivia y América Latina (pp. 19–51). Plural Editores.

 

Autoras:

Fabiana Navia Miranda

Arquitecta boliviana egresada de la Universidad Mayor de San Andrés con maestrías en Análisis
estructural de monumentos históricos en Portugal (Universidade do Minho), Conservación y
restauración del patrimonio cultural (Universita della Basilicata) y en Patrimonio Agrícola (Universita
di Firenze) en Italia. Actualmente es candidata a doctorado de la Universidad de Porto-Portugal e
investigadora del Laboratorio Nacional de Ingeniería Civil en Lisboa Portugal. El enfoque de su
investigación durante los últimos años es la gestión de riesgos (naturales y antropogénicos) en
patrimonio cultural y paisaje, además tiene experiencia laboral en la conservación del patrimonio
cultural en áreas rurales en Bolivia.

 

HUANCA PACO Ana Patricia

Ana Patricia Huanca Paco

Licenciada en Arquitectura de la Facultad de Arquitectura, Artes, Diseño y Urbanismo
de la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz Bolivia. Magister en Paisaje,
Patrimonio y Estudios Territoriales del Instituto Internacional de Formación Ambiental
en Madrid España.
Trabajó como Especialista en Paisaje Culturales de la Dirección General de Patrimonio
Cultural del Ministerio de Cultura y Turismo en Bolivia.
Actualmente es estudiante de la Maestría de Sistemas de Agricultura Patrimonial en la
Universidad de Florencia Italia.
Los aspectos en los que basa su desarrollo profesional y académico están orientados a
la Conservación y Gestión de Paisajes Culturales y Naturales, enfocados al desarrollo
sostenible de los territorios.

Thais Vargas

Thaís Vargas Díaz

Bióloga y lingüista boliviana egresada de Sorbonne Université en París, Thaís se especializó en la
Sociolingüística con una maestría de la Universidad Sorbonne Nouvelle.
Actualmente es alumna del Master Internacional en “Sistemas de Patrimonio Agrícola” de la
Universidad de Florencia, con el objetivo de formar especialistas en la identificación, conservación
dinámica y valorización de Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM).
Sus áreas de interés giran en torno a los vínculos entre prácticas discursivas y prácticas
agroalimentarias, y sobre la importancia de los conocimientos tradicionales y la identidad territorial.

 

 

 

Perspectivas para la implementación del enfoque SIPAM en los sistemas agroalimentarios de Bolivia.

By suster_admin,

Evaluación participativa de las variedades de papa en Colomi. Crédito: Bioversity International/P. Bordoni
Evaluación participativa de las variedades de papa en Colomi. Crédito: Bioversity International/P.
Bordoni

 

Autoras: Ana Patricia Huanca, Fabiana Navia Miranda, Thaís Vargas.

 

Los sistemas agrícolas son el resultado de la co-adaptación del ser humano y su territorio. En estos sistemas se pueden reconocer procesos históricos e interacciones complejas a diferentes niveles, contribuyendo al imaginario evolutivo del paisaje, y demostrando su capacidad adaptativa a las demandas humanas. En el caso particular de los sistemas agrícolas tradicionales, éstos se destacan por las características ligadas a la cultura local y a las diferentes sinergias sociales propias de cada contexto.

A nivel global, el 2002 surge el programa Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) promovido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que busca reconocer, como su nombre indica, el patrimonio agrícola en el mundo, a fin de preservar y poner en valor los saberes y las técnicas, sostenibles y resilientes, que se relacionan con estos sistemas. En tiempos de crisis económica, social, sanitaria y de un amenazante cambio climático, alternativas de producción y consumo son necesarias.

El presente artículo pretende resaltar las oportunidades y los retos para la implementación del enfoque SIPAM en Bolivia, un país de gran diversidad biocultural, pero aún afectado por la pobreza y la desigualdad.

Palabras clave: SIPAM; Sistemas agroalimentarios; Resiliencia; Políticas públicas; Desarrollo territorial.

Panorama de los sistemas agroalimentarios en Bolivia

Los paisajes agrícolas, desde tiempos ancestrales, son la representación del trabajo de hombres y mujeres que impulsan sistemas agroalimentarios tanto para el consumo familiar como para el abastecimiento de pobladores vecinos. Es a través de conocimientos y saberes transmitidos por generaciones que se promueven modos de ordenar el espacio (Tapia Ponce, 2002, p. 34), permitiéndoles tener un manejo sustentable del territorio. En los últimos años, “el factor ambiental ligado al cambio climático incide en la pérdida de la cosecha” (Mayta Chipana, 2016) y a esto se suman los acelerados procesos de producción masiva, el uso de productos genéticamente modificados y los monocultivos. Este modelo económico extractivista tiene consecuencias importantes para los productores locales, que muchas veces dejan de ser beneficiarios directos, lo que ocasiona una desestabilización económica en las comunidades productoras y acrecienta las desigualdades, desencadenando una migración hacia áreas urbanas, bajo la aspiración de “mejorar la condición de vida” (Manzur et al., 2009).

Iniciar un proceso de reconocimiento de las contribuciones de la agricultura familiar y tradicional, indispensables para la seguridad y soberanía alimentaria, es un reto que involucra a la sociedad entera, más aún cuando estos territorios se ven amenazados por políticas estatales[1] que promueven la deforestación de los bosques, la ampliación de la frontera agrícola, el uso intensificado de los recursos naturales no renovables, la desaparición de la biodiversidad y otros factores que escapan del control humano, como la actual pandemia COVID-19. Por otra parte, en 2014, el Estado Boliviano promulga la Política de Alimentación y Nutrición en el marco del Saber Alimentarse para el Vivir Bien (Decreto Supremo N°2167), abriendo la posibilidad, al menos teóricamente, de iniciar procesos de fortalecimiento de sistemas agroalimentarios familiares y promoviendo alternativas desde el sector privado y la cooperación internacional para la valorización de sistemas desde una visión local y articuladora.

Por otro lado, un aspecto fundamental en Bolivia es el rol de la organización local interna, que promueve la planificación y cooperación conjunta entre los habitantes locales bajo el lema de “complementariedad y reciprocidad” (Urioste, 2003), y en casos cada vez más frecuentes, destaca roles antes invisibilizados, como el de la mujer y el de los jóvenes que asumen nuevas responsabilidades, así como el resguardo de saberes de los ancianos en las comunidades indígenas. En este proceso se fueron sumando nuevos aliados estratégicos a nivel nacional que se consolidaron en el tiempo, con proyectos en diferentes ámbitos. Un ejemplo es el trabajo realizado por el Proyecto Biocultura y Cambio Climático (impulsado por el Gobierno boliviano y la Cooperación Suiza), sobre desarrollo territorial local y territorios bioculturales. Otras iniciativas interesantes se han desarrollado sobre el Patrimonio Alimentario Regional, con MIGA (Movimiento de Integración Gastronómico Boliviano) y el financiamiento de la cooperación internacional (ICCO, Hivos, FIDA, Embajada de Francia); sobre territorios de agrobiodiversidad (FAO Bolivia); y sobre agricultura familiar y mercados (Proyecto Mercados Inclusivos con la Cooperación Suiza y Sueca, Swisscontact y RIMISP). En este sentido, diversas redes multi-actorales se han ido fortaleciendo horizontal y verticalmente en el territorio, poniendo en valor los sistemas agroalimentarios funcionales, resilientes y sostenibles que existen en Bolivia. De esta manera, hoy en día la organización local proactiva se ratifica como un sistema de identidad regional, convirtiéndose en una cualidad muy importante del país.

Desde hace algunos años, la importancia de dichas redes y territorios como alternativa de respuesta a las crisis actuales está en el centro de discusiones a nivel global. En este sentido, la FAO lanza un programa de reconocimiento de Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) el 2002, a fin de valorizar sistemas agrícolas ingeniosos, que combinan agrobiodiversidad, ecosistemas resilientes, paisajes excepcionales y un patrimonio biocultural importante. Además de su valor estético, estos sistemas se basan en conocimientos y prácticas tradicionales particulares e importantes a nivel mundial, ya que representan diferentes formas de adaptación, así como múltiples formas de gestión de los territorios por parte de las comunidades que los habitan (FAO, 2018; Koohafkan & Altieri, 2011). En ese marco, el enfoque SIPAM tiene como objetivo reconocer la complejidad de las relaciones y dinámicas sociales, históricas, económicas y territoriales presentes en los sistemas agrícolas tradicionales.

 

Vista de la Laguna Corani en Colomi, territorio biocultural. Crédito: Thaís Vargas

 

La importancia de la conservación dinámica y de una planificación social con poder de decisión

El enfoque SIPAM concibe el territorio como un espacio productivo, social y multifuncional (Magnaghi, 2013; Min & Zhang, 2019). Esto permite que las fronteras entre conservación y desarrollo se difuminen, llevándonos a pensar estos conceptos como complementarios, más que como opuestos. Preservar un sistema de patrimonio agrícola bajo el enfoque SIPAM no significa regirse únicamente por las reglas estrictas de la conservación biológica, sino más bien pensar en una conservación dinámica de los territorios que nos permita valorizarlos siguiendo un desarrollo rural sostenible, social y ambientalmente responsable.

Al pensar en multifuncionalidad, preservación y valorización, queda claro que la planificación y el seguimiento de estos sistemas agrícolas no puede ser sino integral: debemos pensar en una planificación que articule la gestión de usos del suelo, el desarrollo rural, la agricultura, el manejo de los ecosistemas y del paisaje.

Por otro lado, el enfoque SIPAM toma en cuenta que los sistemas agrícolas evolucionan y son el resultado de largos procesos adaptativos de las comunidades a su entorno. En este sentido, otro concepto clave es el de conservación dinámica de los sistemas: las herramientas de planificación no sólo deben prever los constantes cambios de los sitios por factores naturales, sino también tomar en cuenta que las necesidades de las comunidades que los habitan son igualmente variables.

Esto nos lleva a un último concepto SIPAM a considerar para la planificación: los procesos participativos. Una buena herramienta de planificación responde a las necesidades de los territorios y de las comunidades, algo que sólo se logra entender desde los territorios mismos. El rol de dinamizadores y dinamizadoras territoriales, de redes y de una buena comunicación público-privada a diferentes niveles (de locales a internacionales) es clave para alcanzar una planificación del desarrollo territorial que sea integral e inclusiva.

Si bien tener un acercamiento conceptual de la planificación es importante, aterrizar estos conceptos en políticas públicas a nivel nacional es igual de necesario para obtener resultados más concretos y adaptados a cada territorio. Sin embargo, no hay una receta única: países andinos de Latinoamérica como Chile, Ecuador y Perú están por ejemplo planteando formas particulares y adaptadas de implementación del enfoque SIPAM para valorizar sus sitios importantes de patrimonio agrícola[2]. En el caso boliviano, pensar en futuras iniciativas SIPAM significa, entonces, pensar también en cómo estos principios y conceptos podrían adaptarse a nuestra realidad y articularse con la legislación actual.

Veamos por ejemplo las ventajas que ofrecen las herramientas de planificación existentes en Bolivia para introducir el enfoque SIPAM. En primer lugar, se debe considerar la importancia de nuestro capital social para la gobernanza territorial local. En lo que nos concierne, la Ley de Participación Popular de 1994 abrió las puertas a la participación de la sociedad civil en la planificación local y la toma de decisiones, además de impulsar la descentralización y redistribución efectiva de recursos a los municipios del país (Ayo, 2004; Blanes, 2003). Actualmente, el Sistema de Planificación Integral del Estado boliviano (Ley N°777, 2016) también hace énfasis en que los procedimientos sean consensuados en las comunidades, con la participación de varios actores.

Por otro lado, este sistema de planificación prevé también una planificación basada en la gestión de “sistemas de vida[3], con el fin de alcanzar simultáneamente sistemas productivos sustentables, erradicación de la extrema pobreza y conservación de funciones ambientales y componentes de la Madre Tierra. En este sentido, la planificación territorial del Estado se dice integral y articulada con el desarrollo, cuadrando conceptualmente bastante bien con los principios SIPAM. Sin embargo, este tipo de planificación en Bolivia aún no ha tenido resultados claros en los territorios (Daza et al., 2020; Ramos Menar, 2019), que muchas veces pueden encontrarse amenazados por tensiones políticas y/o conflictos socioambientales (más aún si pensamos, por ejemplo, en territorios indígenas como las Tierras Comunitarias de Origen).

Cabe resaltar que el sistema de planificación boliviano prevé además la posibilidad de desarrollar planes intersectoriales y multinivel, algo fundamental para una implementación exitosa del enfoque SIPAM en el país.

Finalmente, para pensar en el escalamiento del enfoque SIPAM hacia políticas públicas nacionales, será importante rescatar las experiencias y el trabajo realizado, por ejemplo, con territorios bioculturales, patrimonio alimentario regional y zonas de agrobiodiversidad, que mencionamos previamente. Si bien estos proyectos no fueron diseñados específicamente bajo los criterios SIPAM, son iniciativas multi-actorales manejadas desde los territorios, que tienen como objetivo la valorización y dinamización de sistemas agrícolas, el aumento de la resiliencia en dichos territorios, la conservación del patrimonio, entre otros.

 

Grupo de camélidos en Villazón. Crédito: Moyra Oblitas

 

Aplicar el enfoque SIPAM en Bolivia: ¿hacia una red nacional de Sistemas de Patrimonio Agrícola?

Como se mencionó anteriormente, tanto el panorama de nuestros sistemas agroalimentarios como las oportunidades de nuestra legislación ‒ aún con sus limitantes ‒ son favorables para trabajar de manera conjunta en un reconocimiento nacional que permita visibilizar estrategias, actores territoriales claves y sitios potenciales que podrían ser reconocidos y gestionados bajo el enfoque SIPAM de la FAO.

En 2019, en el marco de la tesis de la primera maestría SIPAM a nivel mundial, F. Navia realiza una revisión conceptual, un análisis de factibilidad y un diagnóstico de los retos que conllevaría la implementación del programa SIPAM en Bolivia. Con este propósito, la autora analiza el sistema de terrazas agrícolas para el control vertical de pisos ecológicos en el valle de Charazani en el departamento de La Paz como caso de estudio, territorio que cuenta ya con un reconocimiento internacional; una declaratoria UNESCO de patrimonio inmaterial. A continuación, se detallan las principales conclusiones del análisis por criterio que establece el formato internacional SIPAM.

(1) Seguridad alimentaria y de los medios de subsistencia: en este criterio, además de la identificación de las características establecidas, es importante resaltar la capacidad resiliente de los sistemas agrícolas bolivianos a las amenazas del cambio climático y modelos económicos extractivistas, que soportados en muchos casos por políticas de gobierno (ver nota 1), rompen e invaden las múltiples redes creadas en el territorio, que mantienen con vida muchos de los posibles sistemas candidatos y que en la crisis sanitaria actual se han visibilizado jugando un papel fundamental en la subsistencia de la población.

(2) Biodiversidad y función ecosistémica: este criterio significa un gran reto, ya que la investigación en este ámbito en el país es poca y de difícil acceso, sobre todo por el poco respaldo técnico y económico con el que cuenta.

(3) Sistemas de conocimiento y tecnologías adaptadas, (4) Cultura, sistemas de valores y organizaciones sociales: ambos criterios comparten la misma reflexión: es fundamental no caer en el apriorismo de la capacidad de las estrategias locales para lograr sistemas ecológicos y socialmente justos, lo que Purcell & Brown (2005) denominan la “local trap”. En Bolivia existe la tendencia de relacionar todo lo ancestral, histórico, rural, indígena con buenas prácticas, por lo tanto, intocables, esta tendencia cancela cualquier capacidad de crítica, que en el caso de los SIPAM es fundamental, principalmente porque uno de sus principales objetivos es promover la conservación dinámica que acepta y motiva el cambio (sostenible y consciente) en los territorios y sistemas agrícolas.

(5) Paisajes Excepcionales: según el formato SIPAM, en este criterio se delimita el sitio en términos geográficos y se hace una descripción del paisaje, por medio de mapas de usos de suelo. Sin duda este criterio también significa un reto, principalmente en términos de recursos técnicos y económicos. La delimitación del área SIPAM no tiene directrices específicas, se adapta a las características de cada sitio, en el caso de Bolivia, hablando en términos legales y de gestión, los límites administrativos establecidos y las responsabilidades compartidas entre los diferentes niveles de gobierno, que a pesar de estar reglamentados en la práctica[4], se encuentran en constante disputa por la falta de claridad e interpretación de la propia ley, dificultando el proceso de delimitación del territorio a ser reconocido.

A pesar de que el sistema estudiado cumple a cabalidad con los 5 criterios SIPAM, la falta de institucionalidad en el territorio y particularmente la confusión en relación con las competencias de los diferentes actores (comunidades, municipio y demás niveles de gobierno) en la toma de decisión y administración del territorio y sus recursos, representa un importante obstáculo para la implementación del programa SIPAM en el sitio. El estudio llevó a concluir entonces, que aun contando con las características establecidas de un potencial SIPAM, es indispensable considerar también otros aspectos como la institucionalidad y la gobernanza, y en este sentido, apuntar por una planificación integral aprovechando las oportunidades que ofrece nuestra normativa, como se mencionó anteriormente.

Por otro lado, ese mismo año se consiguió organizar el primer conversatorio SIPAM en Bolivia, con la colaboración de organizaciones expertas (Proyecto Biocultura y Cambio Climático/Pro-Rural, Hivos, Plataforma Diversidad Biocultural y Territorios), la oficina FAO Bolivia, e invitados nacionales e internacionales. El evento tenía como objetivo presentar el programa y sus posibilidades de implementación en Bolivia, además de una reflexión conjunta sobre la adaptabilidad y disponibilidad de la realidad boliviana a los criterios internacionales SIPAM, para finalmente analizar el camino más prudente para su inclusión y futura implementación en el territorio.

Mediante este intercambio de experiencias y gracias a una retroalimentación constante entre actores nacionales y especialistas en la temática, se conforma una red regional de propuesta e innovación enfocada en repensar los territorios y la agricultura a través del programa SIPAM, cuya mayor fortaleza no es el reconocimiento internacional, sino las contribuciones que el proceso puede aportar a los sistemas de patrimonio agrícola en la escala local, y que continúa trabajando este 2020. Bajo esta perspectiva, se reconoce también la importancia de construir una estrategia para implementar el enfoque SIPAM en Bolivia, partiendo por ejemplo con la creación de una red nacional de Sistemas Importantes de Patrimonio Agrícola, o SIPAN. Este reconocimiento a nivel nacional sería un primer paso para poder trabajar por una declaratoria SIPAM en el futuro.

A lo largo de este artículo se pudo ver que implementar el enfoque SIPAM en Bolivia es una alternativa atractiva, en el sentido en que posibilita la valorización y preservación de nuestros sistemas de patrimonio agrícola, considerando tanto la sostenibilidad económica de las comunidades, como la sostenibilidad ambiental de nuestros territorios. Las políticas públicas de planificación y de gestión propuestas por el Estado boliviano son conceptualmente interesantes, y aunque muchas veces puedan ser contradictorias, generan la apertura necesaria para adaptar enfoques como el del programa SIPAM.

Superar los problemas estructurales de nuestra sociedad, economía y medio ambiente es un reto que nos concierne a todos y todas, y en este sentido, implementar propuestas innovadoras para un desarrollo territorial inclusivo, sostenible y con identidad se vuelve una necesidad. El camino que nos queda por recorrer es largo, pero oportuno.

[1] El compendio de normas estatales que aprueban los desmontes e incendios, parten de las Leyes Nacionales: Ley 337 Perdonazo de desmontes, Ley 502 Ampliación Perdonazo, Ley 739 nueva ampliación del perdonazo, Ley 740 Ampliación tiempo de función Económico Social, Ley 741 Desmontes de 20 hectáreas, Ley 1171 Manejo de quemas; Ley departamental PLUS del Beni; Decretos Supremos: Decreto 3874 Procedimiento abreviado de Soya Transgénicos, Decreto 3973 Quemas controladas Beni y Santa Cruz, Decreto 4232 de 10 días de transgénicos y Decreto 4238 de 40 días de transgénicos. 
[2] Actualmente esta región cuenta con dos SIPAM reconocidos (la agricultura del archipiélago de Chiloé en Chile y la agricultura andina en el Perú), además de dos en proceso de reconocimiento (la chakra andina y la chakra amazónica del Ecuador). En Chile, el exitoso SIPAM de Chiloé fue el primer paso para escalar a políticas públicas bajo los criterios FAO, pero centrándose sobre todo en la valorización del patrimonio biocultural de los territorios y la agricultura agroecológica y familiar. En el caso del Ecuador, el camino fue inverso: el primer paso fue implementar una red nacional (SIPAN) articulando inclusión social, conservación de la agrobiodiversidad y salvaguarda del patrimonio inmaterial, para luego apuntar a las declaratorias SIPAM. En Perú, actualmente se está trabajando con Zonas de Agrobiodiversidad (ZAB).
[3] Los sistemas de vida están definidos como “comunidades organizadas y dinámicas de plantas, animales, micro organismos y otros seres y su entorno, donde interactúan las comunidades humanas y el resto de la naturaleza como una unidad funcional, bajo la influencia de factores climáticos, fisiográficos y geológicos, así como de las prácticas productivas, la diversidad cultural de las bolivianas y los bolivianos, incluyendo las cosmovisiones de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, las comunidades interculturales y afrobolivianas.” (Ley N°300 Marco de la Madre Tierra y desarrollo integral para Vivir Bien, 2012).
[4] Capítulo octavo, Artículos 297-305 de la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia correspondiente a la Distribución de Competencias de los distintos niveles de gobierno.

 

 

Referencias
Ayo, D. (2004). Voces críticas de la descentralización: Una década de Participación Popular (1a ed.). Plural editores.
Blanes, J. (2003). La descentralización en Bolivia: Avances y retos actuales. En F. Carrión (Ed.), Procesos de descentralización en la Comunidad Andina. FLACSO.
Daza, R., Ranaboldo, C., & Osio, C. (2020). Gestión territorial biocultural, aprendizajes hacia un desarrollo rural más resiliente. Revista de Agricultura, 61.
FAO. (2018). Sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (SIPAM). La biodiversidad agrícola y los ecosistemas resilientes. Prácticas agrícolas tradicionales e identidad cultural. FAO. http://www.fao.org/publications/card/en/c/I9187ES
Koohafkan, P., & Altieri, M. A. (2011). Sistemas Ingeniosos del Patrimonio Agrícola Mundial: Un legado para el futuro. FAO. http://www.fao.org/3/a-i2232s.pdf
Magnaghi, A. (2013). The role of historical rural landscapes in territorial planning. En Italian Historical Rural Landscapes (pp. 131–139). Springer.
Manzur, M. I., Catacora, G., Cárcamo, M., Bravo, E., & Altieri, M. (Eds.). (2009). América Latina: La transgénesis de un continente. Red para una América Latina Libre de Transgénicos; Fundación Heinrich Böll; Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología SOCLA.
Mayta Chipana, F. (2016, junio 16). Efectos del cambio climático en el Altiplano boliviano. CIPCA – Análisis y Opinión. http://cipca.org.bo/analisis-y-opinion/cipcanotas/efectos-del-cambio-climatico-en-el-altiplano-boliviano
Min, Q., & Zhang, B. (2019). Research Progress in the Conservation and Development of China-Nationally Important Agricultural Heritage Systems (China-NIAHS). Sustainability, 12(1), 1–15.
Purcell, M., & Brown, J. C. (2005). Against the local trap: Scale and the study of environment and development. Progress in development studies, 5(4), 279–297.
Ramos Menar, B. (2019). Perspectivas de la planificación territorial en Bolivia. Revista Caribeña de Ciencias Sociales, julio. https://www.eumed.net/rev/caribe/2019/07/planificacion-territorial-bolivia.html
Tapia Ponce, N. (2002). Agroecología y agricultura campesina sostenible en los Andes bolivianos. AGRUCO, Plural Editores.
Urioste, M. (2003). La reforma agraria abandonada: Valles y altiplano. En J. D. Vargas Vega (Ed.), Proceso Agrario en Bolivia y América Latina (pp. 19–51). Plural Editores.

 

Autoras:

Fabiana Navia Miranda

Arquitecta boliviana egresada de la Universidad Mayor de San Andrés con maestrías en Análisis
estructural de monumentos históricos en Portugal (Universidade do Minho), Conservación y
restauración del patrimonio cultural (Universita della Basilicata) y en Patrimonio Agrícola (Universita
di Firenze) en Italia. Actualmente es candidata a doctorado de la Universidad de Porto-Portugal e
investigadora del Laboratorio Nacional de Ingeniería Civil en Lisboa Portugal. El enfoque de su
investigación durante los últimos años es la gestión de riesgos (naturales y antropogénicos) en
patrimonio cultural y paisaje, además tiene experiencia laboral en la conservación del patrimonio
cultural en áreas rurales en Bolivia.

 

HUANCA PACO Ana Patricia

Ana Patricia Huanca Paco

Licenciada en Arquitectura de la Facultad de Arquitectura, Artes, Diseño y Urbanismo
de la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz Bolivia. Magister en Paisaje,
Patrimonio y Estudios Territoriales del Instituto Internacional de Formación Ambiental
en Madrid España.
Trabajó como Especialista en Paisaje Culturales de la Dirección General de Patrimonio
Cultural del Ministerio de Cultura y Turismo en Bolivia.
Actualmente es estudiante de la Maestría de Sistemas de Agricultura Patrimonial en la
Universidad de Florencia Italia.
Los aspectos en los que basa su desarrollo profesional y académico están orientados a
la Conservación y Gestión de Paisajes Culturales y Naturales, enfocados al desarrollo
sostenible de los territorios.

Thais Vargas

Thaís Vargas Díaz

Bióloga y lingüista boliviana egresada de Sorbonne Université en París, Thaís se especializó en la
Sociolingüística con una maestría de la Universidad Sorbonne Nouvelle.
Actualmente es alumna del Master Internacional en “Sistemas de Patrimonio Agrícola” de la
Universidad de Florencia, con el objetivo de formar especialistas en la identificación, conservación
dinámica y valorización de Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM).
Sus áreas de interés giran en torno a los vínculos entre prácticas discursivas y prácticas
agroalimentarias, y sobre la importancia de los conocimientos tradicionales y la identidad territorial.

 

 

 

El Paisaje Biocultural de la Sierra Occidental de Jalisco (México): un modelo exitoso de gestión territorial

By suster_admin,

El Paisaje Biocultural de la Sierra Occidental de Jalisco es un proyecto piloto interinstitucional para desarrollar los mecanismos de creación, funcionamiento y sostenibilidad de los Paisajes Bioculturales en México. Se inspira en la experiencia de los Parques Naturales Regionales (PNR) de Francia, que tienen como misión proteger y valorar el patrimonio natural, cultural y humano de su territorio, conduciendo una política de ordenamiento y de desarrollo económico, social y cultural, que sea innovadora y respetuosa del medio ambiente. Los PNR han demostrado que la conservación, la cultura y la economía local pueden dinamizar y reconocer el valor de los territorios rurales.

Un Paisaje Biocultural (PB) es un territorio rural habitado, reconocido por su importante valor patrimonial y paisajístico, dentro del cual los habitantes y gobiernos locales se organizan en torno a un proyecto concertado de desarrollo sostenible que permite promover el desarrollo económico basado en la protección y valorización de su patrimonio natural y cultural. El manejo territorial es definido y adoptado por los gobiernos municipales, el gobierno estatal y federal y los órganos representativos de grupos sociales involucrados.

Este proyecto abarca un territorio de 245,000 hectáreas en la Sierra Occidental del Estado de Jalisco, zona con un gran patrimonio biológico y cultural. Integra los municipios de Mascota, Talpa de Allende, San Sebastián del Oste y Atenguillo, en un territorio que incluye mesetas, llanuras y montañas boscosas en las que se desarrollan actividades agrícolas, ganaderas y silvícolas. Desde el 2014, esta iniciativa ha fortalecido las relaciones de confianza entre los distintos actores e instituciones, lo cual permitió construir una visión compartida del territorio, formalizar un instrumento denominado Carta Territorial del Paisaje Biocultural, y promover un distintivo (sello) para reconocer las acciones, productos y servicios que reflejan los valores del Paisaje Biocultural del territorio.

http://www.paisajebiocultural.org.mx/

FB @paisajebiocultural

 

Videos
1. Título del video: El Paisaje Biocultural | Una nueva visión de conservación ambiental (2019).
Derechos (Nombre y apellido del autor, y si se trata de fotos ad hoc para SUS-TER, señalar también Archivo SUS-TER): ENDESU.TV
Vínculo: https://youtu.be/Nhu25rQvjsA
Descripción del video: en este sexto programa de #ENDESUTV visitamos uno de los proyectos ambientales más innovadores que existen actualmente en México: el Paisaje Biocultural en la Sierra Occidental de Jalisco. Inspirado en la figura de Parques Regionales de Francia, el Paisaje Biocultural es una experiencia piloto que busca probar que el desarrollo económico, social y ambiental de un territorio determinado, es posible mediante el acuerdo de sus habitantes. Duración: 28 minutos.
2. Título del video: Trailer del documental “Vive el Paisaje”
Derechos: Bioviderso, A.C.
Vínculo:https://www.facebook.com/paisajebiocultural/videos/1075731849249562/
Descripción del video: Este documental describe la nueva iniciativa de conservación ambiental y manejo concertado del territorio que se experimenta por primera vez en México con el proyecto piloto “Protección de la Biodiversidad y de los Ecosistemas del Corredor Ameca-Manantlán (México)”, cuya experiencia comienza a gestarse en Paisaje Biocultural. Duración: 3’12” minutos.

El patrimonio como transformador social, la apuesta del proyecto SUS-TER

By suster_admin,

Es común pensar que el patrimonio tiene que ver únicamente con el dinero o los bienes materiales. Sin embargo, hay otro tipo de riqueza, igual o más importante que permite la construcción de sociedades empoderadas, equitativas y que se relacionan más amablemente con su contexto: el patrimonio biocultural.

Los corchos de Neira, el sombrero aguadeño, los procesos paneleros en todo el departamento, la relación que han construido quienes viven cerca del Río Quindío o los más de 50 tipos de arepa que existen en el país, son solo algunos ejemplos de procesos, ideologías, formas y tradiciones que pueden ser motores de desarrollo y bienestar. Identificarlos y afianzarlos es el objetivo del proyecto SUS-TER, financiado por el programa Erasmus + de la Unión Europea.

Instituciones de Costa Rica, México, España, Francia y Colombia buscan de manera conjunta aprender, conocer y mejorar los procesos territoriales para construir soluciones inclusivas y sustentables de la mano de las comunidades. Para el Dr. Bernardo Rivera, coordinador del proyecto para la Universidad de Caldas, esta iniciativa busca confrontar la oferta educativa regional y formar tanto a estudiantes de posgrado como agentes territoriales en la valorización de activos.

Es un trabajo mancomunado entre agentes internacionales, academia y comunidad. “Yo nací en Florencia y casi en el centro hay un volcán que se llama El Escondido. Yo nací allá pero no sabía que existía y realmente está hace más de 30 mil años y solo cuando llegaron los científicos a decirme que existía yo fui consciente de eso”. Añade que un caso similar es la Selva de Florencia que siempre ha estado ahí pero que los campesinos no reconocían en ella una estrategia de desarrollo y hoy, después de un proceso de valorización de activos, es un parque nacional natural. 

En Caldas, SUS-TER trabaja alrededor del Paisaje Cultural Cafetero pero, como lo comenta Hellen Cristancho, investigadora del proyecto, Colombia y puntualmente Caldas es mucho más que café. El grupo de trabajo identificó que la panela es un elemento importante para los campesinos, por eso cerca de 12 mil hectáreas están cultivadas con caña de azúcar. 

Para el proyecto se identificó tres ítems: productos de origen como el pionono, la rana roja de la Selva de Florencia o el viudo de pescado de La Dorada; la biodiversidad y las manifestaciones culturales como los copleros, trovadores o el Carnaval del Diablo.

A través de los Laboratorios Territoriales (Labter) han trabajado con investigadores de varias partes del mundo y agentes territoriales para identificar procesos, como el pulverizado de la panela, o metodologías innovadoras que puedan valorarse de mejor manera en los mercados. Ya formaron 42 dinamizadores territoriales en un primer momento y, el próximo año, harán lo mismo con otros 42. Además dejarán formulado un diplomado en la Universidad de Caldas. 

“Hemos identificado en primer momento toda la valorización ambiental del territorio porque contamos con el PNN Selva de Florencia, ríos y afluentes en donde podemos entrar a hacer procesos de vivir experiencias de turismo comunitario, también porque hay fincas relacionadas con la economía cafetera. En lo ambiental encontramos diferentes activos importantes que permiten conocer y valorizar el patrimonio biocultural, pero también nos permite identificar nuevas formas de comercio”, asegura Felipe Aristizábal Cardona dinamizador territorial de Florencia y estudiante del Labter de SUS-TER.

 

En medio de la pandemia

Aunque el objetivo inicial era poder visitar los territorios y conocer de manera presencial los procesos en el Magdalena caldense y el Quindío, la pandemia modificó los planes pero eso no fue obstáculo para el equipo de trabajo. A través de videos y seis módulos virtuales, el curso logró generar redes de trabajo locales, nacionales e internacionales. 

Una de las personas que participó fue Sandra Milena Olaya Cardona de Victoria, Caldas. Ella es una de las fundadoras de la Red de Jóvenes por el Oriente de Caldas, quien encontró en esta iniciativa un espacio para potenciar el trabajo que hacen con productos de origen como la panela, el café, las mieles de abejas, entre otros. 

“El Oriente de Caldas vivió un conflicto muy duro y eso nos ayudó a que las comunidades pudiéramos pensarnos en colectivo, en asociatividad, en crear redes que también nos volvieran más empoderados. Además pensar en quedarnos acá en el Oriente porque eso es lo que ha pasado en el departamento, muchos jóvenes quieren migrar a ciudades y no volver al territorio y desde los procesos que nosotros llevamos en la Red de Jóvenes, siempre hemos querido que encuentren esa posibilidad de quedarse en el territorio y seguir fortaleciendo los procesos rurales”, por eso, para Olaya Cardona, este ejercicio con SUS-TER es importante a la hora de trabajar elementos como los ríos porque hay poblaciones afro en municipios como La Dorada que desarrollan procesos allí y generan riquezas bioculturales gracias al agua “entonces nos ha servido mucho para tocar el tema ambiental, reforestación de las cuencas, sobre todo del río Guarinó”.

 

 

Por: Carlos Urrego y Juana Valentina Bustos

*Equipo de apropiación social del conocimiento y la ciencia de la Universidad de Caldas.